Soy Fernando Del Castillo Alemán, canalizador y creador de los Códigos de Luz; honrado, bendecido, agradecido y orgulloso de haber reencontrado este camino. Jamás imagine que hoy en día estaría entregado en cuerpo y alma a la misión que esto implica.
A la distancia y con el paso del tiempo todo cobra sentido, sin embargo, en los momentos de duda y desencanto, parecía no tener rumbo, todo era una ilusión con brillos y sombras.
Hoy puedo decir que ya estaba escrito, era cuestión de tiempo y mantenerse en movimiento; sintonizar y sincronizarse con las personas, espacios, en tiempo y forma de manera adecuada para que se manifestarán las señales, confiar y fluir con determinación, sintiendo y escuchando el Corazón.
Recuerdo a temprana edad algunos sueños y sensaciones, estar presente y ausente al mismo tiempo, flotando, suspendido en una burbuja, aislado de la realidad en el presente; eran lapsos y espacios de contemplación, a veces de autoobservación o como espectador de lo que en ese momento acontecía, finalmente me reincorporaba y todo volvía a la normalidad en el aquí y el ahora.
Lo anterior, continuo sucediendo entrados los 20 hasta que por circunstancias y sincronías encuentro la enseñanza de la meditación. Aunque continuaba viviendo las experiencias de introspección, ahora contaba con nuevo conocimiento y algo aún más importante, un espacio propio por la mañana y noche para darle sentido, dirección y claridad a mis vivencias.
Desde un principio gocé la meditación; representa un espacio propio de autoconvivencia, de encuentro, apertura y aprendizaje. A veces las experiencias de inicio no eran muy claras, pero con la práctica todo cambiaría. A parte de reconectar conmigo mismo, de vivir una paz inigualable, de sentir cada parte de mi cuerpo y de escuchar los latidos del corazón.
En mis meditaciones comencé a emitir sonidos, pronunciar palabras en apariencia sin sentido, expresar frases y realizar cantos en un lenguaje desconocido. Realmente era sorprendente, algo nuevo y fascinante.
Lo hacía con facilidad, en el momento que daba inicio a mi ejercicio, sentía claramente la conexión, era inmediata y comenzaban las manifestaciones.
Busqué apoyo y explicaciones para comprender lo que vivía; en aquellos años y por alguna razón jamás encontré respuesta alguna, solo continuaba de manera constante, persistente y disciplinada con mis prácticas.
Fue hasta 20 años después que el camino se aclara; vivía una época de crisis, de desequilibrios personales y fue cuando decidí atenderme, inicié un proceso de psicoterapia que a la postre marcó un nuevo rumbo. A parte de restablecer el balance y equilibrio y recobrar la confianza en mi persona; al finalizar las sesiones que tuve por 9 meses, me dio de alta mi terapeuta y recibí mensajes contundentes, detalles como la energía que emanaban mis manos y la energía que transmitía. Ella (Gaby), a manera de cierre me recomendó un libro: MANOS QUE CURAN de Barbara Brennan. De momento no entendí y no puse mucha atención, pero todo cobraría sentido más tarde.
Termine entre Julio y Agosto del 2009 mi proceso, para septiembre ya estaba iniciando una nueva aventura, mi cambio de residencia a Cancún. Los primeros 6 meses fueron de búsqueda de empleo, conocer nuevos lugares y personas, de fiesta y relajación. Los siguientes meses fueron una total revelación.
A partir de Marzo se dieron cita las primeras sincronías con personas inmersas en mundos espirituales y de sanación con las cuales se manifestaba una gran empatía de manera inmediata. Si bien había movimiento en el entorno a través de espacios y personas, en mi interior surgía una especial efervescencia, un sentimiento particular; lo percibí y lo viví con intensidad.
Ya en Abril, todo eso que sentía en mi corazón, se manifestó, se expresó y se me reveló la Luz. Viví un despertar aquella tarde de abril al mismo tiempo de locura, de sorpresa y de profunda paz, pero simultáneamente me sentí muy cómodo conmigo mismo.
Los sentidos se amplificaron, comencé a experimentar hasta ese entonces vivencias inimaginables que significan mucho para mí. Fue un nuevo el inicio, el Despertar de mi Conciencia por largo tiempo dormida.
A partir de ahí, continuaron las sincronías con personas, cada vez más frecuentes, que ahora considero y nombro como Encuentros Mágicos de Luz. Inicio una nueva etapa de nuevas lecciones y aprendizajes que me encausaron y clarificaron aún más.
Pasaron unos meses y regrese a la Ciudad de México. Y día tras día buscaba acomodar mejor las cosas, de tal forma que pudiera aterrizar todo lo vivido hasta ese momento. Solo escuchaba mi corazón y fluía, confié firmemente y las señales llegaron.
En un intento por estructurar y darle más sentido a las cosas fueron apareciendo las personas adecuadas para guiarme y mostrarme el camino. Me acerqué al Reiki, bonito aprendizaje que me amplió el panorama y el campo de acción; posteriormente inicié el estudió de la Kabbalah, algo muy significativo en mi vida, puesto que daría un vuelco inesperado y profundo que me conectaría con la raíz de un conocimiento ancestral, enmarcando y definiendo mi Misión de Vida y mi andar Espiritual: LOS CÓDIGOS DE LUZ MULTIDIMENSIONALES.
Junio del 2012, inicio la canalización de Códigos; mis tiempos y espacios de meditación se convierten en un “centro de operaciones” donde conecto con mis cuerpos, mi corazón y visualizó o recibo mensajes instrucciones acerca de estas imágenes que aparecen y se arraigan en mí.
Entre Junio 2012 y Marzo 2013 canalizo o recibo los primeros 25 Códigos, con los cuáles comienzo a trabajar, tratando de entender más al respecto; los vibro, los siento y conecto estrechamente con ellos, obteniendo más información. En ese momento me dí a la tarea de organizar y estructura este conocimiento.
Conforme trabajaba con ellos más claridad tenía, entendí que aparte del conocimiento que obtenía, complementaba mi trabajo, potencializaba mis talentos y habilidades. Sentí claramente que era una etapa de creación y expansión, momento propicio para crecer y desarrollar un camino propio interconectado con Todo y todos los Caminos. Así nace mi propia técnica de sanación, Sanación de Luz en Movimiento, que abre y comparte el Universo de los Códigos de Luz.